Mi primer viaje a Cáceres, una sorpresa realmente agradable.
Ese rectángulo que coge Extremadura y Huelva lo tenía bastante descuidado, lo había cruzado a dos alturas, hacia Portugal, pero muy rápido.
De Cáceres sabía poco: los cerezos del Valle del Jerte y que la ciudad era muy bonita. (Reconozco mi ignorancia, falta de interés o que nadie me había sabido transmitir lo que había con la intensidad suficiente).
El motivo del viaje era impartir los cursos de Revenue Management y Aumentar la Venta Directa entre varios profesionales del sector hotelero de Extremadura.
El viaje Bilbao, Valladolid, Salamanca es muy cómodo y, ya entrando en Cáceres salgo a la altura de Baños de Montemayor a visitar dos de los hoteles que asisten al curso: el Gran Hotel Balneario y Termas El Salugral, el primero con todo el encanto de los balnearios de hace 100 años que me recordó a cómo podía haber sido Cestona hace unas décadas, pero actualizado.
Sigo hacia Plasencia dónde visito El Palacio Carvajal Girón, un estupendo edificio rehabilitado con una suite espectacular en la planta baja en una placita muy agradable.
No se me ocurre otra cosa que seguir hacia Cáceres cruzando el Parque Nacional de Monfragüe del que si había oído que tenía mucho visitante “birdwatcher”, los que van a ver y/o fotografiar pájaros, como los que había visto en las Hoces del Duratón, en Segovia.
De Monfragüe destaco sólo tres cosas (hay que ir con tiempo):
- El Tajo, grandioso.
- El Salto del Gitano, un lugar impresionante para ver y fotografiar no sólo aves sino el entorno y los picos que lo rodean
- Las 5 de la tarde de un día de junio no es el mejor momento para visitarlo, inténtalo a las 7 de la mañana.
Seguimos a Cáceres y llego al Hotel AH Ágora Cáceres, a 5 minutos de la Plaza Mayor y del casco histórico de Cáceres, Patrimonio de la Humanidad.
Después de una ducha paseo hacia la Plaza Mayor, dónde se encuentra el Hotel Casa Don Fernando con algunas habitaciones con vistas al casco histórico, y me adentro por la Puerta de la Estrella en la inmensidad de los siglos que encierran esos edificios y construcciones. Cada esquina que doblo se me abren más los ojos y la boca, no puede ser que cada tres minutos siga sorprendiéndome con lo que veo allí. ¿Porqué nadie me lo ha explicado mejor?
Entro en la oficina de turismo y le pregunto a la señorita que está atendiendo ¿de dónde habéis sacado esta ciudad? Y me explica historias de árabes, romanos, judíos y cristianos.
¡Volveré! pero la siguiente vez de vacaciones a disfrutar de una cerveza fría Estrella de Galicia, que por algo estamos en el Camino de Santiago.
Y seguiré hacia abajo, hacia el sur, porque todavía tengo que conocer el Camping Ciudad de Cáceres, el Hotel San Marcos, en Badajoz y el Hotel Adealba en Mérida.
De la gastronomía ni hablar: en dos líneas prefiero no decir nada, merece un capítulo aparte, pero como avance que las terrazas de las taperías y restaurantes son unos lugares muy agradables para disfrutar de unas cenas informales rodeado de lugareños.